Todos tenemos un vecino de arriba que hace ruido, mucho ruido. Normalmente suele ser por la noche, o en la siesta, en tus momentos de descanso, cuando necesitas más tranquilidad y silencio. Está el que tira la canica y rueda pasillo adelante hasta llegar al infinito. También tenemos al del taladro, que siempre le da por colgar un cuadro, o un miércoles a las once y media de la noche, o un domingo a las nueve de la mañana. Luego está la juergas, la que lleva a sus amigas gritonas a su casa día sí, día también, para liarla hasta las tres de la madrugada. Suele ser la misma que se pone los tacones para limpiar la casa y anda con ellos hasta para ir al baño. ¿Qué me decís de la broncas? Esta se pone a pedir silencio a gritos, ¡a las dos de la mañana! También es la misma que amenaza con denunciar a todo el que se le cruza. Es una crack. Tenemos al que no habla ni saluda y cree que todos conspiramos contra él y al que despide olores putrefactos cuando abre las ventanas. ¿Se me ha olvidado alguno? Seguro que todos tenemos algún vecino así. Hay quien, incluso, los tiene todos.
Hosa Rosana.
Estoy muy de acuerdo con todo, yo tengo todos esos vecinos, y seguro que yo mismo provoco algún que otro malestar a alguien.
Una curiosidad, que lo mismo no es tu caso, pero..lo de la canica, que todos alguna vez hemos oído, tengo entendido que no es una canica. Son las tuberías del agua que se dilatan por el calor o el frio y hacen ese ruido parecido a una canica. Te lo cuento, porqué yo me queje a mi vecino de arriba por eso y resulta que no tenía niños.
Un saludo.