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¿Tienes un minuto? Te cuento una cosa sobre las ferias.

Posted By on 21 septiembre, 2022 in OPINIÓN: ¿TIENES UN MINUTO? TE CUENTO UNA COSA SOBRE... | 0 comments

No me gustan las ferias, y no es una afirmación gratuita. Tiene su explicación: Pérdida de tiempo dando vueltas para aparcar a tomar por saco del recinto con su consiguiente caminata. Gente por todos lados que deambula como pollo sin cabeza de acá para allá. Casetas abarrotadas para tomarte una cerveza medio caliente con una tapa de chorizo frito plasticoso sobre un trozo de pan de ayer. Olor a una mezcla de fritanga y pis, -provocado por el alcohol calenturiento derramado por el suelo-, y ruido, mucho ruido; del de la tómbola, del de el puesto de los camellos, de la música que sale del correspondiente cacharrito. ¡Una locura! Todo esto, unido a que me agobian las aglomeraciones de gente, pues no, no me gustan las ferias. Pero hay veces en la vida que hay que ceder, dar tu brazo a torcer y visitar una y eso ocurrió justo el fin de semana pasado, y se cumplieron mis expectativas. Ocurrió y viví justo todo lo que he descrito sobre mi visión de las ferias. Después de subir a las niñas a los correspondientes cacharritos y ganar un peluche en las carreras de camellos, se me ocurrió la gran idea de subirme con ellas a una atracción llamada Alcatraz. Maldita sea la hora, claro. Subí con mi hijastra de 13 años y mi sobrina de 28. A mi se me olvidó que tengo 47 y algún achaque así que, allá que fuimos las tres a una jaula con barrotes de hierro. Aquello empezó a dar vueltas como las agujas de un reloj, pero a toda velocidad. En la primera vuelta ya me había arrepentido de subirme. Golpes en la cabeza y, al bajar, cuerpo suspendido en el aire y, de lado a lado, como los trapos en una lavadora iba mi cuerpo dando tumbos por la jaula de hierro. Los minutos se me hicieron eternos. La atracción se paró, arriba, y sentí un alivio brutal, hasta que mi sobrina me dijo: “ahora va para el otro lado”. Cerré los ojos y pensé: “que sea lo que Dios quiera”. Pasó el mal rato, quizás el peor de mi vida en los últimos años. Mareada, a punto de vomitar y con el cuerpo magullado, me bajé dignamente. Hoy me duelen hasta las pestañas y tengo todo el cuerpo lleno de moratones, uno en el codo, el más grande, negro como el tizón. Me lo podía haber roto perfectamente. Conclusiones: 1.- Este tipo de atracciones deberían estar prohibidas. 2.- No entiendo como no hay más desgracias. 3.- No vuelvo a pisar una feria en mi vida. 4.- Estoy mayor. alcatraz

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